En Honduras se está desarrollando actualmente el proceso de selección de los magistrados que habrán de integrar la nueva Corte Suprema de Justicia, uno de los poderes más sensibles en la conformación y funcionamiento del denominado "Estado de derecho" En efecto, este proceso lamentablemente muy cuestionado por las experiencias habidas desde que se reformó el procedimiento para elegir los magistrados, y que a la postre resultó tan viciado como el anterior, porque siempre el partido político en el poder manipula las cosas a fin de que ese vital poder del Estado quede bajo su arbitrio. Eso explica la desconfianza popular existente en ese proceso de selección, tanto como la forma sesgada en que se ha administrado e impartido la justicia en este pequeño y empobrecido país centroamericano, favoreciendo siempre a las élites poderosas por su dinero y sus conexiones con el poder y ensañándose con los sectores politica y económicamente deprimidos y/o en oposición al régimen actual.
En la actualidad, con una institucionalidad prácticamente exánime desde el golpe de Estado de junio 2009, en el cual tuvo participación activa la actual Corte Suprema, igual que otros entes operadores de justicia en contubernio con sectores políticos, empresariales y militares comprometidos en aquella aventura, mismos sectores que hoy tratan de apuntalar este proceso con todos los medios a su alcance, aún sabiendo que todas las instituciones del Estado están incuestionablemente sometidas a la voluntad omnímoda del titular del Ejecutivo. Sólo hay una diferencia: en el presente hasta el hondureño más humilde conoce y repudia esa situación que no es más que una forma de sostener la secular impunidad existente en el país. Por esas razones el pueblo está en las calles en permanente protesta, en multitudinarias movilizaciones, exigiendo una Comisión internacional contra la Impunidad ( CICI ) similar a la que en Guatemala dio los resultados conocidos universalmente. El pueblo no cree en las instituciones de justicia. Empero, igual que lo hizo en Guatemala Otto Pérez Molina, es el presidente hondureño Juan Orlando Hernández quien se opone tenazmente al establecimiento de una CICI en Honduras ¿Por qué? Las razones-igual que en Guatemala- son obvias...
Pancho, nuestro personaje de historieta, únicamente refleja esos hechos



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